El derecho penal regula las conductas consideradas como delitos y establece las penas correspondientes a quienes las cometen. Los delitos pueden ser de diversas categorías, desde los menos graves, como las infracciones menores o las faltas, hasta los más graves, como homicidios, robos o delitos financieros. Dependiendo de la gravedad del delito, la pena puede variar, y las sanciones pueden incluir desde multas, trabajos comunitarios o privación de libertad, hasta penas más severas, como la prisión permanente revisable.
En el proceso penal, es esencial que se respeten los derechos del acusado, comenzando por el derecho a un juicio justo, el derecho a la defensa y el derecho a ser informado de los cargos que se le imputan. A lo largo de la investigación y el juicio, tanto la parte acusatoria como la defensa presentan pruebas y argumentos para sustentar su posición. La decisión final sobre la culpabilidad del acusado recae en el juez, quien aplicará la pena correspondiente según la legislación vigente.

Las penas no solo tienen una finalidad punitiva, sino también rehabilitadora y preventiva. El sistema penal busca garantizar la justicia, prevenir futuros delitos y, en algunos casos, ofrecer programas de rehabilitación para los delincuentes con el fin de reintegrarlos a la sociedad de manera positiva.
Es fundamental que las personas acusadas de un delito cuenten con el apoyo de un abogado especializado en derecho penal. Un abogado con experiencia puede garantizar que se respeten los derechos del acusado durante todo el proceso judicial, ofrecer una defensa adecuada y proporcionar orientación sobre las mejores opciones para enfrentar la acusación.